24h Galicia.

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"Revitalización del paisaje: estrategias para resguardar el territorio frente a incendios forestales"

El impacto del cambio climático se manifiesta en la naturaleza gallega de maneras alarmantes, según el especialista Juan Picos de la Universidad de Vigo. Con cerca de 100.000 hectáreas devastadas por incendios en un periodo de un mes, la urgencia por transformar la forma en que gestionamos nuestras tierras se vuelve cada vez más evidente.

En una entrevista reciente, Picos subrayó la importancia de adoptar un enfoque más proactivo y preventivo hacia la vegetación en la región. “No podemos permitir que grandes extensiones de matorrales funcionen como una autopista para los incendios”, advirtió, sugiriendo que se implementen prácticas más sostenibles como la agricultura y la ganadería para romper la continuidad de la vegetación combustible.

El académicos hace un llamado a un “cambio de paradigma” en la gestión de incendios, considerado vital para desarrollar estrategias de prevención más efectivas. Propone que se realicen quemas controladas durante el invierno, lo que podría ayudar a disminuir el riesgo de incendios devastadores en los meses más cálidos.

Picos también enfatizó la importancia de aprender de la reciente ola de incendios. “Si no salimos de esta experiencia con más conocimiento, todo habrá sido en vano”, manifestó, añadiendo que la crisis no ha terminado, aunque los días más intensos de calamidad parezcan haber disminuido.

El experto reconoce que la interacción entre el cambio climático y la abundancia de combustibles es una combinación letal que favorece el desarrollo de incendios extraordinarios. “El clima altera los ingredientes en nuestro entorno y los prepara para arder”, señala, junto con la advertencia de que este verano ha sido inusualmente cálido, lo que facilita el crecimiento de material inflamable.

Las estadísticas son alarmantes: después de un 2024 marcado por la quema de 2.600 hectáreas, un solo incendio en 2025 ha arrasado 26.000 hectáreas. “La diferencia este año ha sido puramente climática”, remarcó Picos, sugiriendo que la vegetación estaba presente, pero el clima extremo la convirtió en un potencial inflamable.

Los brigadistas y los residentes han sido testigos del comportamiento extremo de los incendios en Galicia. Picos describe cómo estos fueron impulsados por factores críticos como la velocidad de propagación y la intensidad del fuego, complicando enormemente la labor de contención. La interacción del viento y las temperaturas elevadas solo intensifica estos retos.

El análisis de cómo los incendios se propagan y su comportamiento errático son esenciales en la estrategia de combate. “La Unidad de Análisis juega un papel fundamental, observando y evaluando el fuego, y definiendo las mejores tácticas para contenerlo”, explica Picos, resaltando la importancia de contar con información precisa para manejar un incendio de manera eficiente.

La simultaneidad de focos de fuego ha desgastado los recursos disponibles, complicando aún más la situación. “Cada incendio no solo presenta mayor complejidad, sino que también multiplica las cargas sobre los equipos de emergencia”, advierte, subrayando que el control de un incendio requiere abordar esta fragmentación de manera estratégica.

Tras semanas de luchas contra el fuego, Picos considera que es hora de enfocarse en la recuperación y en entender el impacto del fuego en el entorno. Algunas zonas pueden recuperar su vegetación de forma natural, mientras que en otras será necesario intervenir para facilitar la regeneración. También advierte sobre la posibilidad de lluvias que podrían generar problemas de erosión si la vegetación no se ha recuperado adecuadamente.

La retención del suelo es crucial, y se deben tomar medidas preventivas en áreas afectadas. “Estamos identificando las zonas más dañadas y implementando soluciones como paja o troncos para prevenir la erosión”, concluye Picos, resaltando la necesidad de actuar con urgencia y precisión en la recuperación del entorno gallego, afectado por el fuego.