Sergas obligado a compensar a paciente por un caso de "violencia obstétrica", un concepto aceptado por primera vez por el TSXG.

Una reciente decisión del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) ha marcado un precedente importante en la protección de los derechos de las pacientes al obligar al Servizo Galego de Saúde (Sergas) a compensar a una mujer con 60.000 euros. Esta indemnización se debe a un caso de "violencia obstétrica" durante su segundo parto en 2019, donde se constató que el trato recibido no fue el adecuado y que la situación generó un daño psicoemocional considerable.
El fallo, emitido por la sección tercera del Contencioso-Administrativo el 31 de marzo, representa la primera sentencia en Galicia que utiliza explícitamente el término "violencia obstétrica". Este fallo se basa en un análisis exhaustivo de las circunstancias que rodearon el parto, detallando la gravedad de los daños sufridos por la paciente, que incluyeron complicaciones en el esfínter, el recto y el aparato reproductivo.
En la intervención, que requirió el uso de instrumental como la ventosa, se realizó también una episiotomía de forma sagital, que comporta riesgos significativos para la paciente. Según la resolución, este tipo de incisión puede provocar desgarros severos, y en este caso, se trató de daños que superaban lo permisible en un parto normal.
La sentencia también critica la calidad del seguimiento postparto, describiendo la reconstrucción como "lamentable", lo que llevó a la paciente a necesitar cirugía adicional. Este aspecto resalta la gravedad de las deficiencias en el cuidado médico y confirma los argumentos de mala praxis presentados durante el juicio.
El informe pericial presentado por la paciente reveló que su inducción al parto fue prematura, ya que al ingreso no estaba realmente en trabajo de parto y se le administró oxitocina para intentar controlar las contracciones. Sin embargo, los jueces interpretaron que esta decisión fue correcta para estabilizar la situación clínica de la mujer.
Previo al parto, la paciente había enviado un plan a los profesionales de ginecología donde expresaba sus deseos y no mostraba oposición al uso de técnicas, siempre que se le proporcionara información sobre los procedimientos realizados. Sin embargo, la experiencia durante el parto fue drásticamente diferente y, aunque se argumentó que no había oposición a las técnicas instrumentales, la paciente sostiene que no se le solicitó consentimiento para la episiotomía y que no fue informada adecuadamente sobre los procedimientos posteriores.
A pesar de la ausencia de la paciente durante la vista por su estado psicológico deteriorado, su esposo testificó que no recibió información sobre las decisiones tomadas en el quirófano. El equipo médico presente, incluyendo al matón y la obstetra, afirmaron no recordar los eventos, lo que plantea serias dudas sobre la comunicación adecuada durante el proceso.
El TSXG expresó que, aunque no se pudo probar que la paciente no fue informada sobre las técnicas utilizadas, es comprensible que la experiencia le causara un daño psicoemocional, dado lo impactante de la situación vivida. La sentencia concluye que el trato recibido fue inaceptable y que efectivamente hubo un caso de violencia obstétrica.
Incluso sin detalles claros sobre la comunicación entre el personal médico y la paciente, se dejó entrever que el ambiente en el paritorio fue "desagradable", con la presencia inusual de hasta cinco estudiantes en prácticas. Esta situación ha resaltado la crítica a la formación y manejo en entornos tan sensibles como la atención al parto.
En una declaración relevante, el Jefe de Servicio reconoció en un informe de 2022 que había deficiencias en la comunicación entre el equipo obstétrico y la paciente, así como la excesiva cantidad de personal en el paritorio. Esta admisión sirve de base para las conclusiones del fallo judicial, evidenciando el daño sufrido por la mujer en un momento tan crucial.
Por su parte, la Consellería de Sanidade ha expresado su pesar por los daños físicos y emocionales causados a la paciente y ha enfatizado el compromiso del Sergas por mejorar la calidad de los servicios de salud para la población. Aseguran que los profesionales trabajan constantemente para ofrecer una atención más humana y respetuosa durante el parto.
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