La Xunta aprueba el trámite ambiental de un parque eólico en la ría de Pontevedra, a pesar de la oposición vecinal.

La Xunta de Galicia ha dado luz verde al controvertido proyecto del parque eólico Castrove, a pesar de las preocupaciones sobre su "muy alta exposición visual" en una zona rica en patrimonio cultural y natural, donde se encuentran petroglifos y especies en peligro de extinción. Esta decisión ha generado un mosaico de reacciones en la sociedad gallega, reflejando las tensiones entre el deseo de promover energías renovables y la necesidad de proteger el entorno.
El sitio del parque eólico, que se extiende por el monte Castrove y afecta a los municipios de Poio, Pontevedra, Meis y Barro, ha sido el epicentro de protestas vecinales en las últimas semanas. A pesar del rechazo por parte de varios ayuntamientos y grupos locales, el gobierno autonómico ha concedido la autorización ambiental al proyecto, un paso crucial para su desarrollo.
De acuerdo con el informe emitido por la Dirección Xeral de Calidade Ambiental e Sostibilidade, el proyecto se considera "ambientalmente viable", siempre que se cumplan una serie de condicionantes diseñados para minimizar su impacto en el entorno. Esta iniciativa, que inicialmente contemplaba cuatro aerogeneradores, ha sido ajustada a tres, buscando así reducir los efectos negativos asociados.
El futuro parque eólico tendrá una capacidad de 24 megavatios y requerirá la apertura de más de dos kilómetros de caminos para su construcción, así como la excavación de más de tres kilómetros para el soterramiento de cables y la instalación de una subestación. Sin embargo, la localización elegida ha suscitado más de 600 alegaciones en contra, provenientes de ciudadanos preocupados por el impacto visual y ambiental que implicará en una zona donde habitan más de 200.000 personas.
El proyecto se sitúa en un área con un alto valor cultural y paisajístico, cercana a varios Bienes de Interés Cultural, como los monasterios de Poio y Armenteira. El informe destaca que la presencia de otros parques eólicos en las inmediaciones podría agravar aún más la afección visual que este nuevo desarrollo traería. A pesar de estas preocupaciones, las autoridades argumentan que las medidas correctivas consideradas hacen factible la puesta en marcha del parque eólico.
Adicionalmente, el informe menciona que el petroglifo declarado BIC en los años setenta está ubicado en las estribaciones de Castrove, en dirección al monasterio de Armenteira, lo que sugiere que estaría a una distancia suficiente del pico del monte para no verse afectado directamente. Este matiz ha sido importante para la Xunta a la hora de justificar la aprobación del proyecto.
Dentro de las acciones estipuladas, el gobierno autonómico ha resaltado la importancia de llevar a cabo un control arqueológico para vigilar la aparición de bienes culturales durante la construcción, así como la necesidad de realizar una documentación exhaustiva de las formaciones rocosas que puedan ser afectadas. También se contemplan medidas específicas para reducir el impacto visual desde el monasterio de Poio.
Además, en respuesta a las preocupaciones sobre la fauna local, se establecerán protocolos de protección para el aguilucho cenizo, una especie catalogada como vulnerable. Esto implica realizar estudios previos para determinar su posible presencia en el área, y se ha señalado la imperiosa necesidad de implementar tecnología que minimice la mortalidad de aves, tales como sonidos de alerta, la detención de turbinas en momentos críticos y el marcaje de las aspas para hacerlas más visibles.
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