Colaboración entre Aduanas y Guardia Civil en el puerto de Vigo desmantela 1.400 kilos de cocaína en 2024.

Investigadores analizan cuidadosamente el perfil de mercancías, rutas marítimas y compañías navieras en un esfuerzo por identificar cargas potencialmente sospechosas. Sin embargo, uno de los responsables ha admitido que “esto es como buscar una aguja en un pajar”.
En la ciudad de Vigo, durante el transcurso del año 2024, el Puerto local movilizó cerca de 300.000 TEU, que representan una unidad equivalente a un contenedor de 20 pies. Esta cifra muestra un notable incremento del 31,6% en comparación con el año anterior. De esos contenedores, 16.000 fueron objeto de inspección en el Puesto de Control Fronterizo de la terminal. Además, agentes de Aduanas y de la Guardia Civil investigaron alrededor de 4.000 contenedores, identificados como potencialmente peligrosos, en especial por su vínculo con el tráfico de estupefacientes.
De esta manera, el Puerto de Vigo se erige como líder en España en cuanto al porcentaje de contenedores inspeccionados en relación con el total que llega a la terminal. Estas cifras son un reflejo del arduo trabajo que realizan diariamente los miembros de la Unidad de Análisis e Investigación Fiscal y de Fronteras (UDAIFF), quienes son responsables de garantizar que se cumplan las normativas fiscales y de seguridad en el puerto, así como de la intervención en casos de sospecha de actividades ilegales.
El jefe de la sección Fiscal de la Guardia Civil en el Puerto de Vigo, Javier, describió este trabajo como una tarea que ocurre en la sombra y que comienza en la Unidad de Análisis de Riesgo (UAR). Este equipo, compuesto por un grupo selecto de guardias civiles y funcionarios de Aduanas, se dedica al estudio y perfilado de riesgos relacionados con rutas marítimas, así como con la existencia de importadores y exportadores y las mercancías que manejan.
Los resultados de este exhaustivo análisis determinan cuándo se enciende la “luz roja” sobre ciertos contenedores que podrían estar transportando drogas u otras mercancías ilegales. Este proceso de investigación lleva a que, en 2024, se realizaron cerca de 4.000 aperturas de contenedores sospechosos, lo que resultó en la aprehensión de aproximadamente 1.400 kilos de cocaína.
“Cualquier barco que llegue de Sudamérica puede ser susceptible de llevar droga”, señala el responsable de la Guardia Civil, quien subraya que el verdadero desafío radica en identificar “dónde” se oculta dicha carga ilegal.
Actualmente, el Puerto de Vigo cuenta con seis rutas de mercancías provenientes de Sudamérica, siendo la fruta refrigerada uno de los principales productos en tránsito. Sin embargo, la UAR no se limita únicamente a verificar el origen de los buques; también examina el historial de las empresas involucradas en el movimiento de estas mercancías, así como la posible conexión de personas con antecedentes delictivos.
A pesar de las alarmas, los grupos criminales a menudo operan utilizando contenedores de empresas legítimas, introduciendo los estupefacientes sin el conocimiento de los propietarios. Este método, conocido como “rip off” o “gancho ciego”, implica la manipulación de los precintos de los contenedores para incorporar la carga ilegal sin detección.
“Al recibir un barco procedente de cualquiera de los ‘puntos calientes’, como Colombia y Brasil, analizamos la documentación proporcionada por las navieras exportadoras, lo que nos permite determinar los controles que implementaremos según el perfil de riesgo”, explica uno de los funcionarios. Estos controles pueden incluir desde una simple apertura de puertas hasta el vaciado completo del contenedor o el uso de tecnología escaneadora.
La labor de la UAR no se realiza en aislamiento; cuenta con colaboración de agencias de seguridad de otros países, cuyos informes son cruciales para rastrear la trayectoria de los buques que despiertan sospechas.
Esta combinación de datos y análisis rigurosos es lo que permite decidir si un contenedor debe ser abierto. “No es algo tan sencillo como simplemente llegar y abrir”, aclara el jefe de la sección Fiscal, enfatizando que en un terminal donde miles de contenedores se acumulan a diario, encontrar droga es una tarea monumental, casi equivalente a “buscar una aguja en un pajar”.
A pesar de este arduo trabajo, los números hablan por sí mismos: en 2024 se abrieron casi 4.000 contenedores que resultaron en la aprehensión de aproximadamente 1.400 kilos de droga. Este incremento en las cifras se ha correlacionado con un aumento en la producción de estupefacientes en Sudamérica, ya que el precio del kilo de cocaína está en descenso, lo que denota un crecimiento en la oferta y, en consecuencia, un aumento en las importaciones a través del puerto.
Además, los operativos en el Puerto no sólo se enfocan en la detección de drogas, sino que también deben asegurarse de que todas las mercancías cumplan las normativas fiscales y de calidad para poder salir de la terminal con destino a su respectivo mercado.
Una vez que las mercancías llegan al puerto, ingresan a un sistema clasificado por colores: verde para aquellas que cumplen con todos los requisitos; amarillo para las que tienen ciertos documentos faltantes; naranja para las que carecen de documentación y rojo para los contenedores que son considerados sospechosos y precisan un examen más exhaustivo.
Un aliado clave en esta labor es el equipo de Termavi, del Grupo Davila, que se encarga de la gestión de la terminal de contenedores. Pablo González, su director de comunicación, amplió a Europa Press el papel que desempeñan en el centro de control de la terminal.
Este centro, donde laboran aproximadamente veinte personas, actúa como el “cerebro” y los “ojos” de la terminal. Equipado con tecnología de vanguardia, incluyendo software avanzado y un sistema de cámaras, permite el seguimiento en tiempo real de todos los movimientos logísticos asociados con la operación de los contenedores.
Gracias a más de 250 cámaras distribuidas por la terminal y al software T.O.S., este equipo tiene la capacidad de monitorear los barcos atracados, los tipos de mercancías que transportan, así como la cantidad de contenedores que han sido descargados y cuáles aún permanecen a bordo.
Este sofisticado sistema de gestión permite a Termavi atender todas las necesidades operativas relacionadas con el tráfico de contenedores, asegurando que la terminal actúe como un lugar seguro y eficiente. “Es una zona especial, un área de control aduanero bajo supervisión de la Guardia Civil, y también perteneciente a la categoría de Operador Económico Autorizado (OEA)”, explica González.
En este contexto, el control y la vigilancia se convierten en aspectos fundamentales, garantizando no solo la seguridad de los trabajadores, sino también el cumplimiento de los protocolos de seguridad necesarios. “La colaboración con la Guardia Civil es del 200%”, destaca, subrayando la apertura del equipo de Termavi para asistir en cualquier investigación o medida que se requiera.
La importancia de la gestión y control en la terminal ha adquirido aún mayor relevancia en los últimos años, dada la tendencia al alza del 35 al 40% en la actividad portuaria de contenedores en Vigo, posicionando a la terminal como la quinta más importante a nivel nacional.
Sin embargo, este notable crecimiento en el tránsito de contenedores también ha complicado la labor del personal encargado de velar por la legalidad de las mercancías. “A medida que aumenta el tráfico, tenemos menos capacidad para inspeccionar cada contenedor”, concluye el responsable de la Guardia Civil, evidenciando la necesidad de mantener un equilibrio entre la eficiencia operativa y el control exhaustivo.
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