24h Galicia.

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"Acuerdo Mercosur: Amenazas de dumping cárnico y su impacto en el futuro de Galicia"

El profesor Edelmiro López, experto en economía aplicada en la Universidade de Santiago de Compostela (USC), ha llamado a las administraciones a que implementen estrategias "compensatorias" para el sector agro ante la reciente alianza entre la Unión Europea y los países del Mercosur, la cual establece un intercambio de "vacas por coches".

La firma de este acuerdo, celebrado el 22 de diciembre en Santiago de Compostela, ha abierto una serie de posibilidades para industrias gallegas, especialmente en el ámbito de la automoción. Sin embargo, el sector agrícola, y en particular el de la carne, enfrenta múltiples "riesgos" que podrían comprometer su viabilidad.

Durante una entrevista con Europa Press, López apuntó que el acuerdo con Mercosur podría acarrear un "dumping" a nivel ambiental y social, lo que repercutiría negativamente en las granjas cárnicas en Galicia. Este fenómeno, advierte, podría alimentar un aumento en el abandono de explotaciones que ya se enfrentan desde hace años a serias dificultades.

El académico destaca que, en cualquier pacto de libre comercio, siempre hay ganadores y perdedores. En este contexto, aboga por encontrar maneras de "minimizar los impactos negativos" que recaen sobre el agro, haciendo un llamado a la Xunta y al Gobierno central para que dispongan de estrategias efectivas, dado que "en costos no se va a poder competir". Según él, la clave estaría en "apostar por la diferenciación y calidad de los productos".

López menciona ejemplos de granjas en regiones como Os Ancares (Lugo) o el interior de Ourense que realizan importantes tareas de gestión del territorio. Propone que se tomen medidas compensatorias, reforzando la idea de que, más allá del valor de la carne que producen, su actividad contribuye a beneficios ambientales significativos.

En contraposición, identifica también oportunidades para Galicia en sectores como la automoción, textil, confección y servicios, así como en el ámbito agroalimentario a través de la exportación de vinos. A nivel europeo, este trato es visto como un intercambio que puede ser "asumible" solamente si se cuenta con un plan adecuado para compensar a los sectores más vulnerables y para fortalecer la posición de los productos europeos frente a la competencia desleal.

López prevé que, a largo plazo, Europa podría renunciar a parte de su capacidad de producción de alimentos para beneficiar a Mercosur, a cambio de un mayor peso en industria y servicios. Esta tendencia podría ser beneficiosa para el sector automotriz y la industria química, sin embargo, perjudicaría notablemente a la agricultura europea, en particular a las producciones de carne de vacuno, aves y azúcar.

Un aspecto que resalta es la drástica diferencia de costos de producción entre Europa y países como Argentina o Brasil, donde las grandes explotaciones agropecuarias hacen difícil competir desde la perspectiva de los costos. Esta situación se agrava con menores controles sanitarios, lo que ha provocado protestas entre agricultores y ganaderos en las últimas semanas.

El acuerdo, según López, podría intensificar las especializaciones de los dos bloques, consolidando a Mercosur como una potencia agroalimentaria a expensas de los productores europeos, mientras que la UE podría ver un impulso en sus sectores industriales y de servicios.

Echando un vistazo a la balanza comercial gallega, López expresa su preocupación por el escaso impacto del mercado sudamericano, ya que las exportaciones a Mercosur apenas representan el 1% del total, concentrándose mayormente en automóviles y piezas de automoción. A su vez, Galicia mantiene un saldo deficitario, con importaciones que superan el 4%, principalmente en materias primas para la alimentación animal.

López pone especial énfasis en los efectos negativos que podría tener este acuerdo en los productos agrarios gallegos, especialmente en la carne de vacuno y aves, considerando a Brasil como un competidor de gran peso en el sector avícola.

El profesor también destaca la importancia de la producción extensiva de carne en Galicia, que proporciona variados beneficios ambientales por su ubicación en zonas de alta y media montaña, así como en áreas rurales. Su abandono, señala, podría agravar problemas relacionados con la ordenación del territorio y la prevención de incendios forestales.

Con una mirada crítica hacia la implementación de anteriores pactos de libre comercio, expresa su desconfianza sobre la efectividad de los mecanismos propuestos en el acuerdo actual. Cuestiona la posibilidad de que sean efectivos los llamados "mecanismos de equilibrio", que obligan a los productos importados a cumplir normativas equivalentes a las de la UE.

A pesar de la aparente hoja de ruta del acuerdo, López considera que es prematuro ser optimista, dado que la entrada de productos provenientes de naciones con criterios menos estrictos en términos ambientales y laborales plantea serios retos de compatibilidad.

En el marco de esta asociación, se menciona que ciertos productos considerados "sensibles", como la carne, contarán con un sistema de cuotas de importación, cuyo desarrollo será gradual para mitigar impactos negativos significativos.

Las cuotas para la carne de vacuno fijarían un límite de 200.000 toneladas anuales, representando apenas el 1,5% de la producción total de la UE. En este sentido, plantea interrogantes sobre la lógica de exigir a los productores europeos que cumplan estándares ambientales cada vez más exigentes, mientras se abre la puerta a productos de países con controles laxerados.

Aún en esta situación incierta, López subraya que el acuerdo es provisional y requiere la aprobación tanto de Mercosur como de la UE, un proceso que complicarse. A pesar de que se planifica separar los aspectos comerciales de otros componentes del acuerdo para facilitar su ratificación, la necesidad de obtener una mayoría cualificada de 15 países con al menos el 65% de la población plantea un desafío considerable.

Por ello, advierte que si cinco países, que representen el 35% de la población, deciden votar en contra, el convenio podría fracasar. Entre los opositores ya se encuentra Francia, a la que podrían sumarse Polonia, Países Bajos y Bélgica, dejando a Italia como una incógnita. López concluye que no se debe dar por hecho que el acuerdo se lleva a cabo, resaltando que aún se encuentra en una fase muy preliminar.