En una reciente sentencia emitida por la Audiencia Provincial de A Coruña, un hombre ha sido condenado a dos años de prisión por la agresión sexual cometida contra un menor de 14 años. Esta decisión llega tras la aceptación de los hechos y de la pena estipulada durante el juicio, lo que pone de manifiesto la gravedad de la situación y la necesidad de abordar este tipo de delitos con la seriedad que merecen.

De acuerdo con el fallo judicial, los hechos se desencadenaron cuando el condenado y el menor establecieron contacto y acordaron un encuentro en la ciudad gallega. En esta reunión, el joven expresó su deseo de mantener relaciones sexuales y recibir una compensación económica por ello, una circunstancia que subraya la complejidad de la situación y la vulnerabilidad de la infancia frente a ciertos comportamientos adultos.

Sin embargo, cuando el menor llegó al domicilio del agresor, tomó la sabia decisión de no seguir adelante con sus intenciones iniciales y rechazó la propuesta. En un acto de honestidad, le reveló su verdadera edad y le comunicó que había mentido. A pesar de su intento por marcharse, la situación se tornó violenta, ya que, según el fallo, el procesado impidió su escape, lo que culminó en una agresión sexual. El menor se sintió completamente paralizado y sin la capacidad para reaccionar o defenderse ante esta situación crítica.

Una vez finalizado el ataque, el agresor le entregó al joven diez euros y le instó a que se marchara. La víctima, tras enfrentar la dura experiencia, decidió contar lo sucedido a sus padres, quienes auxiliaron al menor a formalizar la denuncia correspondiente. Desde aquel momento, el joven ha estado lidiando con los efectos psicológicos de la agresión, manifestando síntomas de estrés postraumático que evidencian la profunda huella que este acto violento ha dejado en su vida.