La clave del futuro energético de Galicia: estabilidad, eficiencia, ahorro e infraestructuras de almacenamiento.
El CES reúne en unas jornadas a agentes sociales que reflexionan sobre el presente y el futuro de la producción y consumo energético de Galicia
SANTIAGO DE COMPOSTELA, 11 Sep.
Contar con un marco administrativo y jurídico estable, fomentar la eficiencia energética y la "cultura del ahorro" tanto en los ciudadanos como en los centros productivos y desarrollar un sistema de energías renovables capaz de aprovecharse de los avances tecnológicos para paliar el principal problema al que se enfrenta la producción "limpia" de energía, su almacenamiento.
Son algunas de las ideas señaladas y analizadas en las jornadas organizadas este lunes por el Consello Económico e Social (CES) en su sede de Santiago, donde se han reunido representantes de la universidad, empresa, sindicatos, consumidores o el sector primario para abordar el futuro energético de Galicia.
Tras la apertura de la cita por parte del presidente del CES, Agustín Hernández, los participantes han abordado desde sus perspectivas cómo encara Galicia el proceso de transición energética hacia modelos de menor impacto medioambiental y en qué manera hay potencialidad para convertirse en un actor principal en la generación de energía.
Así, el desarrollo de la energía eólica en la comunidad, con una proliferación de proyectos que, de llevarse a cabo, multiplicarían la capacidad de producción que existe en la actualidad, ha centrado buena parte del debate, en el que, por un lado, se ha advertido de los problemas que presentan las renovables a día de hoy por la ausencia de sistemas eficientes de almacenamiento y, por otro, se ha puesto el acento en el impacto medioambiental y paisajístico, así como en la actividad agroganadera.
La primera mesa ha reunido las visiones del jefe de departamento del Instituto Enerxético de Galicia (Inega), Emérito Freire, el miembro de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), José Manuel Maceira, y del profesor de la Universidade da Coruña, Guillermo Iglesias; autor de un informe para el CES acerca del sector energético.
Una de las cuestiones sobre la que el docente de la institución académica ha llamado la atención es la importancia de los "tiempos" a la hora de planificar y tomar decisiones en materia de desarrollo energético. Como ejemplo ha señalado la gestión de la eólica marina en Alemania, que decidió "tomarse una pausa" tras un primer momento en el que "se iba muy rápido" en su implantación.
Esto es, según Guillermo Iglesias, porque los tiempos de la ciencia son "muy" distintos a los del regulador, que se ven influidos por acontecimientos o desafíos, como ocurrió recientemente con la guerra de Ucrania, lo que dificulta el impulso de determinados sistemas o métodos de producción.
Sobre esto también ha puesto el foco el responsable del Inega, que ha incidido en la importancia de "acompasar" los escenarios energéticos a los avances tecnológicos. Esto, ha continuado, cobra especial relevancia en el desarrollo de las renovables, pendientes de mejorar los sistemas de almacenamiento para paliar los problemas que se dan en picos de demanda que coinciden con momentos de baja producción, como las olas de calor o de frío.
Por su parte, el representante del tejido empresarial gallego ha apuntado a la necesidad de que existan marcos legislativos y administrativos "estables" y "ágiles" en los que las competencias de las instituciones están "bien definidas" para, así, otorgar "certezas" a inversores, empresas y ciudadanía.
Por otro lado, Guillermo Iglesias ha señalado la eficiencia y el ahorro energético como un ámbito de especial relevancia en el que, dice, la ciudadanía está "mucho más concienciada" que la industria. "La energía más barata y más limpia es aquella que no se consume. Y ahí todos somos responsables", ha aseverado.
Así pues, ha apuntado que hace diez años un kilowatio de energía fotovoltaica suponía un desembolso de 8.000 euros de inversión, mientras que hoy en día cuesta "poco más de 1.000 euros". De este modo, cree que deberían realizarse auditorías energéticas en las empresas para hacerles ver "las alternativas" y las "propuestas en escala" para, así, fomentar su concienciación.
La accesibilidad por motivos económicos de la ciudadanía a estas fórmulas de ahorro energético, como la instalación de sistemas eficientes o de producción propia o la compra de vehículos eléctricos, ha sido puesta en cuestión durante la mesa protagonizada por los sindicatos --Fernando Branco (CIG), Francisco Méndez (CC.OO.) y Marcos Higinio Prieto (UGT)--, en la que también se ha abordado el impacto del proceso de transición energética en el mundo laboral.
Así, Branco se ha preguntado el motivo por el que una zona "hiperindustrializada" como el País Vasco "tiene sólo 160 megawatios instalados" de energía eólica, una potencia que se alcanza en alguno de los proyectos en tramitación en estos momentos para Galicia. En este sentido, ha abogado por que exista un modelo concesional similar al de las explotaciones hidroeléctricas, ya que considera que la explotación del aire debe "revertir" económicamente en la sociedad.
Por su parte, Francisco Méndez ha incidido en la importancia de que Galicia "no pierda el tren" de esta cuarta transición industrial como hizo en las tres anteriores, mientras que el representante de UGT ha remarcado que "la continuidad" de las "empresas potentes" de Galicia "es lo que otorga calidad de vida" a sus ciudadanos.
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