Carla Simón, realizadora de 'Romería', revela la conexión mística de filmar en Vigo, escenario del romance de sus padres.

La ciudad de Vigo se prepara para un acontecimiento cinematográfico significativo: el preestreno de "Romería", la nueva obra de la talentosa directora Carla Simón, que se llevará a cabo este martes. Este film, el tercero de una trilogía que explora las raíces y recuerdos familiares de la cineasta, se estrenará oficialmente el próximo 5 de septiembre y fue grabado en la misma ciudad donde sus padres biológicos vivieron su romance.
En una reciente entrevista con Europa Press, Simón comentó sobre la importancia de este lugar en la narración de la película, destacando que era fundamental contar la historia desde Vigo, donde su padre creció. La película sin embargo, busca ir más allá de su anécdota personal, reivindicando la memoria de toda una generación que enfrentó los estragos del consumo de heroína y la llegada del SIDA, enfatizando que su historia podría haberse desarrollado en cualquier parte del mundo.
La directora se siente fascinada por la idea de regresar a los espacios donde sus padres compartieron momentos importantes de su vida. "Es como un viaje místico hacia el pasado que nunca viví", explica Simón, al referirse a la trama que sigue a una joven de 18 años —un reflejo de ella misma— viajando a la ría de Vigo para redescubrir el legado familiar y su propia historia.
El contexto histórico de Vigo en la década de los 80 tiene un papel crucial en el relato. Simón señala cómo Galicia se convirtió en un epicentro cultural y musical, y cómo el uso de heroína impactó directamente en la juventud de esa época. “No fue una coincidencia que mi historia se desarrolle aquí, ya que en ese tiempo, muchos eventos estaban transformando la sociedad”, afirma.
Contar esta historia también implicó un desafío para el equipo de Simón, que buscó encontrar el balance adecuado entre la narrativa y el paisaje, evitando que el entorno opacara la historia central. "La Ría condiciona todo, y queríamos que estuviera presente de manera orgánica", comenta.
Otro aspecto destacado por la directora es la necesidad de abordar la historia de sus padres sin juicio. "No los culpo; sufrieron en un momento histórico muy particular", explica, recordando cómo sus padres, Neus y Kin, crecieron en un entorno de represión durante el franquismo. La llegada de la libertad los impulsó a explorar, pero esa búsqueda tuvo un costo trágico cuando las drogas y posteriormente el SIDA golpearon sus vidas.
Carla Simón enfatiza la importancia de reivindicar a esta generación, muchas veces olvidada. “A menudo no se habla de ellos, a pesar de que rompieron con los valores conservadores de la sociedad española. Debemos agradecerles que hoy podamos vivir en un contexto más libre”, asevera la cineasta.
La directora también se plantea el desafío de contar esta historia sin caer en el juicio o la idealización. "Es fundamental encontrar el tono correcto para contar algo que, en última instancia, no viví personalmente", señala, reconociendo los múltiples matices de una época tan compleja.
En términos narrativos, Simón ha optado por una aproximación poética y evocadora, utilizando imágenes casi oníricas para transmitir la realidad de aquellos años. A diferencia de otras obras que han tratado la adicción, ella recuerda que, aunque su madre logró dejar las drogas al tenerla, la sombra del SIDA se cernió sobre ellos. “Hubo quienes sobrevivieron, pero el SIDA llegó después”, recuerda con melancolía.
Una de las escenas más conmovedoras de la película es un baile colectivo que simboliza la juventud de esa época, donde los danzarines se convierten en 'fantasmas' a medida que avanza la coreografía, capturando la dualidad de la celebración y la pérdida.
Simón reflexiona sobre la memoria y cómo esta se construye y se transforma con el tiempo. "La memoria tiene que ver con cómo elegimos recordar; nuestra mente transforma los recuerdos y las historias que contamos difieren de unas personas a otras", explica.
La directora también argumenta que el término "memoria histórica" en España suele asociarse a momentos como la Guerra Civil o la dictadura franquista, pero lo ocurrido en la vida de sus padres en los años 80 también merece ser considerado parte de esa memoria colectiva. "Es crucial hablar de sucesos que afectaron a tantas personas para evitar que se repitan, en lugar de ocultarlos", sentencia.
Carla Simón concluye que la gestión de la memoria en España es un tema complejo y con mucho por mejorar. Con "Romería", que cuenta con un elenco que incluye a Llúcia García Torras, Mitch Robles y Tristán Ulloa, la directora cierra un ciclo personal que inició con "Estiu 1993" y "Alcarrás". Aunque tiene la vista puesta en nuevos proyectos, no descarta regresar a Galicia, un lugar que considera cargado de una magia especial.
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