La situación de incendios forestales en Galicia sigue siendo crítica, con la comunidad enfrentando desafíos significativos en su lucha contra las llamas. A pesar de algunos progresos en la extinción de fuegos, aún hay focos activos que generan preocupación en varias localidades.

El fuego desatado en Pobra do Brollón, en la provincia de Lugo, continúa su avance descontrolado desde su inicio el pasado lunes al mediodía. Este incendio, que se encuentra bajo atención debido a su cercanía a viviendas, ya ha arrasado cerca de 600 hectáreas, según las últimas actualizaciones de la Consellería do Medio Rural.

La situación de emergencia se mantiene en Pobra do Brollón, que ha sido clasificada en Nivel 2 de alerta por la proximidad a los núcleos de población de Golmar y Conceado. Los habitantes de Quiroga, otra localidad afectada, también mantienen la alerta ante el avance del fuego. Además, se han establecido restricciones de circulación en la carretera LU-933, afectando el tránsito entre los kilómetros 18,5 y 24,2, según informes de 112 Galicia.

En Ourense, la situación no es más alentadora. Continúan activos los fuegos en Avión, que han quemado aproximadamente 150 hectáreas en la parroquia de Nieva, y el incendio de Carballeda de Valdeorras, que ha afectado a unas 4.700 hectáreas, extendiéndose desde el fuego que comenzó en la localidad zamorana de Porto el 14 de agosto. Este último ha impactado seriamente en las montañas de Trevinca.

Sin embargo, la noche del lunes trajo algo de alivio, ya que fueron extinguidos cuatro incendios en Ourense. En particular, se lograron apagar los fuegos en Vilardevós (1.102 hectáreas), Riós (130,63 hectáreas) en la parroquia de Fumaces e a Trepa, y otro en Riós, en la parroquia de Trasestrada (33,52 hectáreas).

Además, el fuego de Vilaboa, que había comenzado el jueves y quemado 72,17 hectáreas, fue dado por controlado a las 21:22 del lunes. Este incendio, situado en la parroquia de Santa Cristina de Cobres, había generado preocupaciones en el núcleo de Vilar debido a su cercanía a viviendas.

En cuanto a otros incendios, los fuegos de Chandrexa de Queixa, Vilariño de Conso, y Larouco han sido estabilizados. No obstante, el daño es considerable, con áreas de bosque arrasadas que suman miles de hectáreas en Galicia, poniendo de relieve la urgencia de implementar estrategias más efectivas en la prevención y respuesta a futuros incendios.

Finalmente, otros tres incendios permanecen controlados, incluyendo los de Maceda, Montederramo y Carballedo, pero la comunidad sigue alerta, esperando que las condiciones climáticas no agraven esta difícil situación. La colaboración y la preparación son esenciales para enfrentar estas catástrofes que amenazan la biodiversidad y la seguridad de la población gallega.