24h Galicia.

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Controlados los incendios en Oia y Carballedo, mientras el de Casaio se expande a 4.000 hectáreas.

Controlados los incendios en Oia y Carballedo, mientras el de Casaio se expande a 4.000 hectáreas.

En Galicia, los devastadores incendios que han afectado a la región están mostrando signos de mejoría, pero la atención se centra aún en la provincia de Ourense, donde dos grandes fuegos continúan activos. Estos siniestros han arrasado un total de 23.000 hectáreas. Por el contrario, el incendio en Oia, situado en Pontevedra, ha sido completamente extinguido, y el foco de Carballedo en Lugo ya se encuentra estabilizado.

Según la información proporcionada por la Consellería do Medio Rural, con el conteo de fuegos que permanecen activos o estabilizados, la superficie total quemada en Galicia asciende a 85.190 hectáreas, lo que refleja la gravedad de la situación y la magnitud de la respuesta necesaria.

En nuestra comunidad, los incendios en Chandrexa de Queixa y Vilariño siguen activos, siendo este último el que afecta a 19.000 hectáreas, aunque solo conserva el foco de Vilariño activo. A su vez, el incendio en Carballeda de Valdeorras, que se ubica en la parroquia de Casaio, ha impactado a unas 4.000 hectáreas.

Además, el incendio en el municipio lucense de Carballedo, en la parroquia de A Cova, gestionó ser estabilizado poco después de las 23:00 horas del sábado, habiendo calcinado un total de 100 hectáreas durante su desarrollo.

Los fuegos que han conseguido estabilizarse incluyen el de Larouco, en la parroquia de Seadur, que abarca alrededor de 30.000 hectáreas; los de Oímbra y Xinzo de Limia, que han quemado 17.000 hectáreas; y A Mezquita, en la parroquia de A Esculqueira, con 10.000 hectáreas afectadas. Además, varios otros han sido controlados en zonas como Carballeda de Avia, Beade, Vilardevós, Riós y Vilaboa, sumando en conjunto una significativa área devastada.

Por su parte, el incendio en Oia, que había afectado a la parroquia de Mougás, fue declarado extinguido a las 21:21 horas del sábado, después de haber arrasado 61,17 hectáreas, de las cuales 42,75 eran de monte raso y 18,42 de arbolado, lo que resalta la necesidad de una gestión forestal más efectiva para prevenir futuros desastres.