
La multinacional estadounidense Alcoa ha anunciado que su planta de aluminio en San Cibrao, ubicada en el municipio de Cervo (Lugo), enfrentará pérdidas netas que podrían superar los 90 millones de euros en 2025. Este sombrío pronóstico se suma a la complicada situación que ha atravesado la instalación en los últimos años.
En un esfuerzo por garantizar la continuidad de este complejo industrial, Alcoa ha formalizado un acuerdo de empresa conjunta con Ignis EQT. Este pacto permitirá reiniciar las operaciones de la planta, que habían sido severamente reducidas en 2021 debido al elevado costo de la energía. Ambos socios esperan que el rearranque se lleve a cabo este mismo año.
El acuerdo, concretado después de un preacuerdo de cooperación estratégica firmado en octubre de 2024, otorga a Alcoa una participación mayoritaria del 75%, mientras que Ignis EQT retiene el 25%. Este último, un grupo energético con sede en España, se ha comprometido a contribuir con 25 millones de euros, mientras que Alcoa destinará 75 millones a la nueva empresa conjunta.
Adicionalmente, Alcoa ha expresado la posibilidad de inyectar hasta 100 millones de euros más si así lo requieren las operaciones, manteniendo el control de las ganancias futuras. Cualquier necesidad de financiamiento adicional tendrá que ser consensuada entre ambos socios, con una división del 75% para Alcoa y el 25% para Ignis.
De acuerdo con un comunicado de Alcoa, esta asociación es un paso fundamental para la reactivación de la planta, como parte de un acuerdo de viabilidad alcanzado con los empleados tras la drástica reducción de actividades. La preparación para el relanzamiento de la producción ya ha comenzado.
Sin embargo, la situación financiera de San Cibrao sigue siendo crítica. En 2024, la planta alcanzó pérdidas cercanas a 50 millones de dólares (alrededor de 46 millones de euros) y un flujo de caja operativo negativo de unos 60 millones de dólares (55,5 millones de euros). Durante este tiempo, las operaciones se limitaron a cumplir con compromisos de clientes, lo que hizo que los egresos solo cubrieran salarios y mantenimiento.
Las proyecciones para 2025 no son alentadoras, y Alcoa estima que la planta podría enfrentar pérdidas netas de entre 80 y 100 millones de dólares (entre 74 y 92,5 millones de euros). Además, los gastos operativos sugieren que se necesitará un flujo de caja aproximado de entre 90 y 110 millones de dólares (entre 83 y 102 millones de euros).
Para llevar a cabo el rearranque, se estima que serán necesarios cerca de 10 millones de dólares (9,2 millones de euros) en inversiones de capital, que se integrarán dentro del presupuesto total diseñado para mantener la sostenibilidad de la operación, fijado en unos 75 millones de dólares para la rentabilidad y 625 millones para preservar las operaciones.
Alcoa confía en que la colaboración con Ignis EQT, que aporta un profundo conocimiento del mercado energético, permitirá optimizar la gestión de las operaciones en San Cibrao. Esta sinergia busca estabilidad y sostenibilidad para el complejo, el cual ha contado con el apoyo continuo del Gobierno español y de la Xunta de Galicia, comprometidos a trabajar juntos para asegurar su futuro.
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