SANTIAGO DE COMPOSTELA, 27 de noviembre.
El abogado defensor de Andrés Cortabitarte, exjefe de seguridad de Adif, quien fue condenado junto con el maquinista Francisco Garzón por 79 homicidios imprudentes tras el trágico accidente del tren Alvia en Angrois, ocurrido en julio de 2013, ha presentado un recurso contra la sentencia. En este recurso, solicita la absolución de su cliente o, al menos, una reducción de la pena impuesta, que es de dos años y medio.
En el documento del recurso, que ha sido consultado por Europa Press, la defensa argumenta que la supuesta imprudencia atribuida a Cortabitarte es menos grave de lo que se indica en el fallo. Además, sostienen que existe una circunstancia atenuante relacionada con las dilaciones indebidas en el proceso judicial. A su vez, también piden la reconsideración de una prueba que fue desestimada en el juicio, la cual se refiere a la revisión del iPad que estaba utilizando Garzón el día del accidente y que se relaciona con la posterior sentencia absolutoria.
Para respaldar su petición, la defensa ha incluido en su escrito de más de 80 páginas una serie de motivos en los que critica la manera en que el tribunal ha interpretado los hechos, centrándose en la “imprudencia” del maquinista. Lamentan que el juzgado busque causas adicionales que expliquen el problema del desvío del tren, más allá del “despiste” del operador, que es considerado el factor principal en el exceso de velocidad al entrar en la curva de Angrois.
El recurso sostiene que el análisis realizado por el tribunal revela una búsqueda compleja de explicaciones que, según la defensa, oculta la evidente responsabilidad del maquinista: un profesional con cualificación y experiencia que no redujo la velocidad recomendada, ignoró las señales en cabina y mantuvo una conversación telefónica innecesaria durante el momento crítico del accidente. La defensa resalta que el maquinista estaba activando también un dispositivo de seguridad mientras omitía su deber de atención, lo que debería haber sido suficiente para determinar la responsabilidad en el accidente.
El abogado argumenta que esta interpretación del tribunal trae consigo serias implicaciones. En primer lugar, invierte la carga de la prueba, ya que implica que para probar la inocencia de su cliente, debe demostrar que Garzón no fue el único responsable. En segundo lugar, el juicio parece convertirse en una búsqueda de culpables en un contexto que vincula a Cortabitarte sin pruebas claras, lo que considera una clara violación de los derechos fundamentales de cualquier acusado.
La defensa critica también el análisis retrospectivo que hace el tribunal, al considerar en su fallo un “evidente” riesgo en la curva de Angrois, puesto que esta afirmación se genera con el conocimiento de los hechos posteriores al accidente. Este enfoque, acusan, refleja un “sesgo de confirmación”, donde el tribunal filtra la información para reforzar su visión inicial del caso, en lugar de examinarlo de manera objetiva.
El letrado subraya que el verdadero enfoque debería ser abordar el incidente con una mente abierta, preguntándose cuál fue la causa del descarrilamiento y quién tiene realmente la responsabilidad, ya que lo contrario ataca los principios básicos del derecho a un juicio justo.
Finalmente, el abogado de Cortabitarte enumera varios “errores” cometidos por el juzgado, como la conclusión de que su defendido debía realizar una evaluación de riesgos adicional sin que exista evidencia suficiente que justifique esta afirmación. Insiste en que si se concluye que Cortabitarte incurrió en algún tipo de negligencia, esta debería considerarse leve, lo que motivaría, subsidiariamente, una reducción en la condena.
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