En un impactante juicio que ha captado la atención de la comunidad, una pareja se enfrenta a severas acusaciones en la Audiencia Provincial de Lugo. El hombre es acusado de delitos graves, incluyendo agresión sexual continuada a su propia hija, que aún es menor, y maltrato habitual. Su pareja, que no es la madre de la niña, es considerada cómplice de estos actos atroces.

Los presuntos abusos sucedieron en el hogar familiar donde la pareja convivió con varios hijos, incluyendo una niña que es fruto de su relación. La menor ha revelado detalles alarmantes sobre los incidentes, afirmando que su padre la tocaba inapropiadamente desde que era aún más joven, e incluso consumó actos sexuales en múltiples ocasiones. En un giro inquietante, la mujer involucrada supuestamente presenció alguna de estas situaciones, pero negó vehemente cualquier conocimiento de los abusos, describiendo la relación entre el padre y la hija como "normal".

La víctima, sometida a años de tormento, indicó que el miedo la mantuvo en silencio, ya que su padre la amenazaba. La mujer acusada argumentó que los momentos de soledad en casa no existían, dado que siempre había otros niños o estaba presente ella misma, esto supuestamente porque el hombre trabajaba durante la semana y no estaba nunca en casa.

La defensa de la mujer ha puesto en tela de juicio la credibilidad de la denuncia, sugiriendo que fue instigada por un familiar resentido que tenía un conflicto económico con ellos. Esta familiar había asumido la responsabilidad de cuidar a la niña tras conocer los presuntos abusos. La mujer involucrada presentó pruebas de una investigación privada sobre este familiar, insistiendo en que el informe demuestra actitudes sospechosas por parte de la denunciante.

La Fiscalía ha solicitado penas severas para ambos acusados: 15 años para el hombre por la agresión sexual, tres por maltrato habitual, y un año adicional por otros delitos de violencia. Además, las autoridades quieren asegurarse de que no puedan acercarse a la víctima y buscan establecer medidas de vigilancia luego de cumplir sus condenas.

En cuanto a la mujer, enfrenta una posible sentencia de 10 años por su complicidad en los delitos sexuales, así como años adicionales por el maltrato. También se le prohibirá el contacto con la menor y se solicita la supervisión tras su liberación.

Ambos acusados deberán además compensar económicamente a la víctima y al sistema de salud por daños ocasionados, resaltando la gravedad de la situación y el impacto que ha tenido en la vida de la menor afectada.