El 14 de julio en Santiago de Compostela, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, hizo entrega de la Medalla de Galicia, la distinción más alta de la comunidad, a la princesa de Asturias, Leonor de Borbón. El evento, celebrado en el emblemático Pazo de Raxoi, fue un momento de reafirmación de los valores gallegos, resaltando la importancia del diálogo, la moderación y la responsabilidad en el avance de la región.

Rueda contrastó la situación de Galicia con la de otros lugares donde la confrontación y la incertidumbre marcan el pulso social. En un contexto en el que la política nacional parece tambalearse, el presidente enfatizó que Galicia se erige como un refugio de estabilidad y certeza.

En su discurso, Rueda defendió esa estabilidad como una herramienta fundamental para el bienestar colectivo, la inversión y el progreso de la ciudadanía. A lo largo de sus palabras, hizo un llamado a la unidad, reflexionando sobre la importancia de pensar en todos los ciudadanos, no solo en unos pocos, en el ejercicio de la representación pública.

Durante su intervención, Rueda también hizo hincapié en la ausencia de figuras clave, como la alcaldesa Goretti Sanmartín, recordando que la moderación es esencial para quienes ocupan cargos públicos. Además, intercaló su discurso con el uso del gallego y el castellano, en un gesto que refleja un compromiso con la lengua y cultura de Galicia.

En este sentido, evocó las enseñanzas de figuras históricas como Castelao y Otero Pedrayo, poniendo de relieve la evolución del gallego, que ha pasado de ser una lengua silenciada a recibir un reconocimiento necesario, aunque aún requiera atención y apoyo continuo.

Rueda subrayó que la lengua, la historia y la cultura son elementos que conforman la identidad gallega, que no solo la distingue, sino que también la enriquece, en una plena consonancia con la diversidad española y la identidad europea. Apostó por una construcción conjunta que se aleje de visiones que menosprecian las lenguas y culturas autonómicas.

El llamado a la colaboración surge en un contexto global cada vez más polarizado. Rueda instó a recuperar el espíritu de la transición y a fortalecer la concordia, así como la credibilidad institucional tan afectada en los tiempos recientes. Concluyó asegurando que en esta misión se siente respaldado por la figura del Rey Felipe VI y su familia, quienes representan un referente en una España que necesita con urgencia ejemplos positivos.