El propietario de Sargadelos anuncia "vacaciones" para la próxima semana, mientras los sindicatos aclaran que se trata de un "permiso retribuido".

La tensión en la planta de Sargadelos en Cervo (Lugo) continúa mientras trabajadores mantienen una vigilia en las puertas de la fábrica. Esta situación se vuelve más complicada tras la reciente decisión del propietario, Segismundo García, quien ha informado a la Inspección de Trabajo que la próxima semana se considerará como "vacaciones" para la plantilla, un anuncio realizado a menos de 72 horas del inicio de dicho periodo.
García ha justificado esta medida en un comunicado, alegando que se establece "mientras se resuelven las faltas y deficiencias detectadas", en referencia a las graves irregularidades ya señaladas por la Inspección, que incluyeron una multa de 5.000 euros tras descubrir que dos trabajadoras habían desarrollado silicosis en el lugar. Esta situación ha llevado a la inspección a exigir que se tomen medidas para proteger a los trabajadores de la exposición al sílice.
En una misiva dirigida nuevamente a la Inspección, García detalla una serie de problemas que amenazan la salud de los empleados, incluyendo un informe de hasta trece deficiencias en las instalaciones, entre las que destaca el riesgo de amianto en las cubiertas de uralita y la falta de protección adecuada en los hornos, donde se manejan temperaturas extremas sin las medidas de seguridad necesarias.
Además, el empresario ha mencionado que los suelos de la planta son resbaladizos, lo que incrementa el riesgo de accidentes laborales, y ha señalado que la falta de acondicionamiento adecuado en las áreas administrativas puede causar fatiga visual y trastornos emocionales en los empleados.
La carta destaca otros factores que afectan el bienestar de los trabajadores, como la inadecuada calefacción y refrigeración durante las estaciones extremas, asientos deteriorados que afectan la ergonomía, y la obsolescencia en las puertas y ventanas, que no cumplen con las normativas actuales.
En el departamento de fabricación, se informa sobre problemas de evacuación de aguas y un ambiente ruidoso que podría perjudicar la salud auditiva de los operarios. Además, en el área de embalaje, los trabajadores se ven obligados a permanecer de pie durante largas horas, lo que puede derivar en problemas de movilidad.
Por otro lado, la dirección de la empresa no ha proporcionado información clara sobre las vacaciones propuestas, lo que ha llevado a los trabajadores a permanecer pacíficamente en las puertas de la fábrica desde el inicio de su turno. Esta falta de comunicación genera incertidumbre, especialmente en un contexto donde la planta sigue cerrada mientras otros departamentos están activos.
Representantes de los sindicatos CC.OO., CIG y UGT han estado presentes en la fábrica, ofreciendo asesoramiento a los trabajadores sobre sus derechos laborales, mientras que un inspector de Trabajo también ha visitado el lugar para abordar las denuncias de los empleados. La situación ha llamado la atención tanto a la Xunta como al Gobierno central, quienes han solicitado informes sobre el estado de la empresa y la decisión de García de cerrar temporalmente la planta.
Desde los sindicatos se ha criticado duramente la situación, calificada como "esperpento" por Xorxe Caldeiro (CIG), quien ha denunciado la falta de diálogo por parte de la dirección. Su colega José Antonio Zan (CC.OO.) también ha resaltado que la normativa exige un aviso con dos meses de antelación para la fijación de vacaciones, sugiriendo que la medida propuesta puede ser ilegal y enfatizando la necesidad de una comunicación directa y efectiva con los trabajadores, en lugar de imponer decisiones unilaterales.
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