
Las puertas del Parlamento gallego fueron testigo hoy de un emotivo momento en el que diputados y trabajadores se unieron para condenar de manera firme la violencia de género, justo antes de iniciar la sesión plenaria. Cientos de voces se alzaron en un sentido minuto de silencio en memoria de Josefa Fariñas, la última víctima de un crimen machista ocurrido en O Bolo, Ourense, reflejando la creciente preocupación social por esta problemática alarmante.
El acto de respeto culminó con un aplauso resonante que unió a todos los presentes, mientras los diferentes representantes políticos iniciaron sus intervenciones expresando su rechazo total a la violencia machista y su solidaridad con la familia de la difunta. Este pleno no fue una mera formalidad, sino una oportunidad para que las voces de todos los partidos se unieran en contra de este flagelo que afecta a la sociedad.
Olalla Rodil, diputada nacionalista y encargada de defender una moción sobre el tratamiento de personas con enfermedades psiquiátricas, no tardó en señalar la violencia de género como “el problema más acuciante que enfrenta nuestra sociedad”. Esta afirmación resonó con la intervención de Armando Ojea, de Democracia Ourensana (D.O.), quien enfatizó lo doloroso que resulta la continuidad de estos incidentes, sobre todo cuando existen advertencias de su inminencia.
“Nuestro apoyo a la familia es fundamental, pero debemos trabajar para que situaciones así no vuelvan a repetirse”, subrayó Ojea. En la misma línea, la diputada socialista Silvia Longueira lanzó un contundente mensaje que fue más allá de las palabras: “Los minutos de silencio y las declaraciones de condena no son suficientes. Se requieren más recursos, formación y atención para enfrentar este problema persistente”, instó con pasión.
Desde el Partido Popular, Raquel Arias también se unió al coro de rechazos y extendió su solidaridad a los familiares de la víctima. Sin embargo, la respuesta de Rodil fue incisiva, señalando la incongruencia de la postura del PPdeG al seguir colaborando con Vox en otras comunidades, un partido que ha llegado a negar la existencia de la violencia machista. “La revolución comienza en casa”, advirtió Rodil, enfatizando la necesidad de un cambio real y profundo en la lucha contra esta lacra social.
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