
La Federación Gallega de Municipios y Provincias (Fegamp) ha hecho un llamado urgente para obtener una financiación sostenible y la implementación de medidas estructurales que cierren la brecha entre las zonas rurales y urbanas de Galicia.
A CORUÑA, 19 de abril. En un contexto de constante búsqueda de soluciones, los pueblos gallegos están implementando diversas iniciativas para no solo retener a sus habitantes actuales, sino también para atraer a nuevas generaciones que elijan quedarse a vivir en estas áreas. Esta labor surge desde los propios ayuntamientos, que están tomando medidas para garantizar la continuidad de servicios fundamentales que están en peligro de desaparecer debido a la jubilación de sus propietarios y a la falta de un relevo generacional adecuado.
Ejemplos de esta lucha por la supervivencia rural se pueden observar en el municipio de Piñor, en Ourense, donde se ha decidido abrir un bar para mantener tanto los servicios de un albergue como los de un centro cultural. Así mismo, localidades como Pol y Ribeira de Piquín, en Lugo, están promoviendo iniciativas que aseguran la continuidad de un supermercado y una gasolinera, respectivamente. En la pequeña localidad de Moimenta, se busca arrendar una taberna para revitalizar la economía local.
Lino Rodríguez, alcalde de Pol, comentó a Europa Press que la compra de terrenos donde antes funcionaban un supermercado y una fábrica de embutidos fue una acción necesaria para evitar que los residentes tengan que desplazarse a otros municipios, como Castroverde. Destaca que su objetivo es proporcionar un punto de venta cercano donde los vecinos puedan abastecerse. Rodríguez también expresó preocupación por la disminución de la población, señalando que las muertes no son contrarrestadas por nacimientos, a pesar de la llegada de trabajadores extranjeros al sector ganadero. “Cada año perdemos entre 30 y 40 habitantes”, resaltó.
El alcalde no ha dudado en criticar tanto al Gobierno central como a la Xunta, expresando que es crucial crear empleos y facilitar la residencia en el área. “No hay recursos para abordar estas cuestiones”, lamentó, y enfatizó que tras 17 años en su puesto, la situación de falta de mano de obra sigue siendo preocupante, a pesar de que hay personas dispuestas a trabajar, aunque muchas carecen de la documentación necesaria.
En Ribeira de Piquín, el alcalde Roberto Fernández ha tomado medidas similares al alquilar una gasolinera cerrada durante más de una década y al establecer una fundación municipal para revitalizar proyectos que han caído en el olvido. “Nuestro enfoque es reactivar iniciativas subestimadas y aprovechar recursos que generen empleo”, afirma al tiempo que menciona proyectos en cultivo de kiwi y producción de cerdo celta.
Fernández destaca que, como un ayuntamiento con apenas 500 habitantes y un tendencia demográfica negativa, es esencial actuar en dos direcciones: revitalizar servicios y fomentar proyectos sostenibles. A través de su fundación, están buscando apoyos de otras administraciones para avanzar en iniciativas como la creación de un centro de asesoramiento agroecológico y modelos de producción que conecten la producción local con el mercado.
Desde la Fegamp subrayan que Galicia cuenta con 313 ayuntamientos que abarcan 30.000 entidades poblacionales, lo que ilustra la complejidad geográfica y social del territorio. Esto complica la prestación de servicios básicos en áreas con tal dispersión demográfica.
La organización denuncia también el declive del sector primario sin una reconversión efectiva a otras industrias, así como la escasez de financiación que golpea especialmente a los municipios más pequeños. “Es imperativo invertir en iniciativas productivas que compensen el impacto negativo de la despoblación y promuevan el desarrollo social y económico en el rural”, agregan.
Desde la Fegamp se hace patente la necesidad de adoptar medidas estructurales que no solo frenen la despoblación, sino que también atraigan nuevos residentes a través de la creación de empleos y el desarrollo de infraestructuras adaptadas a las características de cada área. La organización también pide al Gobierno regional y al central inversiones adecuadas que permitan a los ayuntamientos cumplir con sus responsabilidades.
Los municipios han solicitado la creación de un fondo específico destinado al equilibrio demográfico territorial, aludiendo a la Ley de Impulso Demográfico de Galicia, que aún no se ha implementado después de tres años. Esta demanda refleja la urgente necesidad de acciones concretas para frenar la pérdida de población en el campo gallego.
Además, la Fegamp ha puesto en marcha diversas iniciativas para estimular la economía social en el ámbito rural. Por ejemplo, participa en proyectos como ‘CEL Rural’ y ‘EC4Rural’, que fomentan comunidades energéticas locales, así como en el desarrollo de un programa de asistencia virtual para personas mayores. Asimismo, han diseñado la plataforma ‘Aldeas Vivas’, que busca facilitar el acceso a viviendas y locales para nuevos residentes, con el fin de fomentar un relevo generacional en el sector agrario y apoyar el emprendimiento vinculado a la sostenibilidad y la economía digital.
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