24h Galicia.

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Casaio enfrenta una emergencia por incendios, afectando a la comunidad y la biodiversidad local.

Casaio enfrenta una emergencia por incendios, afectando a la comunidad y la biodiversidad local.

Un devastador incendio ha asolado las montañas de Trevinca desde el pasado sábado, provocando una profunda preocupación entre los residentes de la aldea de Casaio, situada en Carballeda de Valdeorras, Ourense. Los comunitarios han estado luchando incansablemente contra el fuego, que alcanzó Galicia tras cruzar la frontera con Zamora, y se han visto forzados a organizarse desde el lunes para combatir las llamas con la colaboración de voluntarios y brigadas de tierra que han ido llegando.

El infernal avance del fuego ha causado estragos en el Teixadal da Casaio, un bosque venerado por sus tejos centenarios, poniendo en grave peligro la biodiversidad de la región. Los temores se han intensificado ante la posibilidad de que las llamas crucen el río San Xil y amenacen directamente a la aldea. “Estamos trabajando sin descanso, aunque debería haber un mayor apoyo”, afirma Pedro Domínguez, un residente de Casaio que también gestiona un albergue ecológico en la zona.

A pesar de la dedicación de los vecinos, quienes enfrentan jornadas laborales interminables, el fuego continua su avance en el Teixadal, donde pequeños focos vuelven a encenderse. Domínguez señala que la situación es crítica, especialmente si el fuego logra cruzar el río, lo que podría acortar la distancia hasta la aldea de manera alarmante. Por ello, las demandas por un refuerzo en los medios aéreos para controlarlo se intensifican.

El infierno comenzó en Porto, en la comarca de Sanabria, el jueves pasado, y alcanzó las montañas de Trevinca el sábado. El guía local Juanjo Lorenzo y Domínguez no dudaron en utilizar redes sociales para alertar sobre la magnitud del incendio y su avance hacia Galicia, un hecho que la Xunta tardó en reconocer públicamente hasta el martes, a pesar de que se sabía desde el sábado, según Lorenzo.

Juanjo Lorenzo relata su experiencia desde A Veiga, donde él y otros vecinos han lidiado con el fuego “como pudieron”. Aunque algunos habitantes de A Veiga se involucraron, lamenta la falta de una respuesta organizada por parte de las autoridades. A pesar de la llegada de brigadas, aviones de combate al fuego y bulldozers el jueves, el incendio continuó ardiendo de manera violenta, situación que ha generado la frustración de muchos, pues varias áreas, incluido el valle del río Xares, han quedado devastadas.

Las estimaciones de la Xunta apuntan a que aproximadamente 2.600 hectáreas han sido afectadas en Galicia, sin embargo, Lorenzo amplía esa cifra a 4.000 hectáreas basándose en su conocimiento del terreno. “Nos han dejado sin lo mejor que teníamos en Galicia, y parece que no importa. Todo lo que se ha perdido no es solo una estadística”, lamenta con desazón Lorenzo.

Casi una semana después del inicio del incendio, Casaio sigue a salvo, aunque el Teixadal ha recibido golpes. Por el momento, los tejos más antiguos del bosque, algunos de mil años, no han sido dañados, pero la biodiversidad de la zona está sufriendo. “Mucho de lo que se quema está ardiendo por debajo, subiendo por los árboles y quemando todo a su paso”, describe Domínguez, quien también ha observado especies únicas de líquenes calcinados en el suelo.

La escasez de manos es un reto constante para los vecinos, quienes han estado enfrentando largas jornadas de trabajo casi sin descanso. Han podido recibir algo de ayuda voluntaria, pero aún piden más apoyo coordinado, especialmente de personas con experiencia en extinción de incendios en terrenos difíciles.

A pesar de la falta de recursos, la situación comenzó a mejorar gracias a un helicóptero que lanzó agua sobre el fuego cuando parecía descontrolarse. Domínguez comenta que, aunque el incendio no se extinguió por completo, su intensidad disminuyó. Su principal preocupación ahora es que las llamas crucen el regato do Penedo hacia el área habitada por los tejos más antiguos, aunque aún es incierto si esto ocurrirá.

En el ánimo de continuar la lucha, este viernes los esfuerzos de los vecinos y los voluntarios fueron dirigidos a apagar los focos aún activos en el regato, que se avivan frecuentemente en las horas de mayor calor. Durante el fin de semana, se espera que regresen para finalmente extinguir las llamas y comenzar la recuperación del terreno. La comunidad se aferra a la esperanza mientras enfrenta uno de sus mayores desafíos ambientales.