24h Galicia.

24h Galicia.

"Vivia el horror: ‘Abrí la puerta y sentí el dolor del cuchillo en mi abdomen’"

“El agresor tenía una actitud fría y tranquila, estaba completamente cuerdo”, comparte la víctima, reflexionando sobre la naturaleza del ataque.

OURENSE, 19 de noviembre.

La segunda sesión del juicio por el devastador crimen ocurrido en Velle se llevó a cabo en la Audiencia Provincial de Ourense. En esta jornada, el único superviviente de aquel trágico evento, donde su primo acuchilló a su novia, tomó la palabra. Su relato se remonta al 19 de febrero de 2021, una noche que comenzó como cualquier otra para él y su pareja. “Regresé del trabajo, cenamos juntos, montamos un mueble y nos fuimos a la cama”, recordó.

Pero la quietud de la noche se alteró cuando, ya entrada la madrugada, escuchó “un chasquido en la puerta” seguido de los gritos de su primo instándolo a abrir. Ante el temor de que algo hubiese sucedido con el coche que había dejado estacionado en una pendiente, acudió a la llamada sin imaginar lo que le esperaba.

“Abrí la puerta, lo miré a los ojos y en un parpadeo ya tenía el cuchillo en el abdomen”. Con esas palabras, la víctima describió el horror que vivió al instante del ataque, un momento que lo sumió en un “estado de shock”, mientras sentía que el tiempo se ralentizaba a su alrededor.

No fue testigo del ataque que acabó con la vida de su pareja, quien recibió 17 puñaladas, pero sí escuchó su desesperación. “Oí cómo le suplicaba que se detuviera: ‘déjalo, ya está muerto, llévate lo que quieras’”, narró con evidente angustia.

A pesar de su grave herida, logró arrastrarse hacia la mesilla donde tenía su teléfono móvil. “Vi cómo mi cuerpo estaba lleno de agujeros, todo estaba empapado en sangre, me di cuenta de que podría ser el siguiente”, relató. Con gran esfuerzo, logró marcar el número de su padre, sabiendo que él siempre contestaría.

“Diego se volvió loco, nos acuchilló”, le dijo a su padre, además de aprovechar la llamada para despedirse de sus seres queridos, convencido de que no sobreviviría. “En ese momento, me di cuenta de lo que era el dolor y la sensación de frío”, confesó, dejando ver la profunda huella que esa noche dejó en su vida.

El deseo de que se conociera la identidad del agresor le llevó a escribir su nombre en el suelo con su propia sangre. “Quería que se supiera quién había hecho esto, tanto por mí como por Ana”, afirmó Álvaro con determinación.

Álvaro no duda de que su primo era completamente consciente de lo que hacía; describió su tono de voz como “normal” y su comportamiento “frío y sereno” en el momento del ataque. “Si hubiera llegado de otra forma, con insultos o amenazas, no le habría abierto”, reflexionó.

A pesar de lo terrible de la situación, Álvaro recordaba que existía una buena relación entre ambas familias, destacando que días antes, su padre había invitado al acusado a cenar y su novia, la víctima, incluso le había prestado dinero. Tras el ataque, él pasó 13 días en coma y alrededor de 70 en el hospital. “Mi madre me decía que me veía llorar en el estado en que estaba”, contó el joven, quien despertó con la dolorosa noticia de que su novia ya no estaba.

“Temía quedarme en un estado vegetal”, expresó, refiriéndose al miedo de que sus padres debieran cuidar de él. La recuperación fue ardua; tuvo que aprender a caminar nuevamente y soportó 140 puntos de sutura. “Mental y físicamente sigo atravesando dificultades. Hoy, los recuerdos me persiguen y convivo con un constante estado de tristeza y ansiedad”, concluyó su desgarradora declaración, la cual impactó a muchos de los presentes.

El padre de Álvaro también tomó la palabra, siendo la primera persona en llegar al lugar del crimen. Al recibir la llamada de su hijo, se encontró con la puerta entreabierta y con Ana ya sin vida. “La escena era desgarradora, había sangre por todas partes. Cuando le pregunté a mi hijo cómo estaba, solo pudo decirme que estaba ‘muy mal’”, relató, mostrando la angustia de un padre que intentó cubrir a su hijo con una manta, aunque no pudo hacer nada por salvarlo.

Al igual que su hijo, el padre expresó su desconocimiento respecto a cualquier posible trastorno mental del agresor, sugiriendo que la única explicación que encontraba a tan brutal ataque era la envidia.

La madre de la víctima también compartió su testimonio, recordando cómo, mientras su esposo se vestía para acudir al auxilio de su hijo, ella pudo escuchar el angustioso diálogo con Álvaro por teléfono. “Él repetía ‘mamá, te quiero’. Sentía que se me iba”, compartió con lágrimas.

Sus recuerdos del tiempo en el hospital fueron desgarradores. “Fue un proceso duro, casi un trabajo psicológico gradual, encontrar la forma de decir las cosas porque mi hijo estaba en un estado muy delicado, con drenajes y una malla”, recordó. “Fueron días difíciles que aún continúan, ya que la incertidumbre para Álvaro sigue presente”, subrayó.

La familia de Ana, la joven fallecida, también se presentó en la sala. El padre recibió la impactante noticia de la muerte de su hija a través de agentes de la Guardia Civil. “No puedo dormir. Me despierto todas las madrugadas. Las cenas familiares ya no existen”, lamentó, dejando claro el impacto eterno que tuvo el suceso en su vida y en la de su familia.

La madre de la víctima, por su parte, narró el instante en que escuchó la terrible noticia. “Mi marido subió las escaleras, se paró, y caí al suelo al enterarme. No podía creer lo que me contaba”, afirmó, recordando la última conversación que tuvo con su hija en una videollamada. “Nunca antes la había visto tan feliz”, añadió con nostalgia.

“Nos ha devastado. Ese día no solo mataron a mi hija, también me mataron a mí, a mi marido y a su hermana”, expresó con desgarrador dolor, pero agradeciendo que Álvaro esté vivo para compartir su historia.

Finalmente, el tribunal escuchó a cuatro psiquiatras del hospital de Ourense. El jefe del servicio de psiquiatría de aquel entonces comentó que el acusado “era consciente de que había realizado un acto delictivo”. “Se notaba que su discurso era aprendido, no quería hablar sobre el crimen”, señaló.

Otra psiquiatra, quien también trató al acusado, reveló que tenía problemas para “verbalizar sus pensamientos” y que presentaba un “tinte paranoide”. “Él puede aparentar normalidad, pero sin intervención médica, es complicado que esas ideas disminuyan”, concluyó la profesional, mientras el juicio prosigue hacia una tercera sesión con las pruebas periciales aún pendientes.