La defensa del acusado de "mataleón" a Samuel Luiz sostiene: "No es posible asfixiar en solo cinco segundos".
El abogado defensor de Alejandro F.G., uno de los cinco acusados en el trágico asesinato de Samuel Luiz, ha reafirmado en la Audiencia de A Coruña que su cliente no tenía la intención de matar, ni formaba parte de una "acción grupal". Durante su intervención final ante el Tribunal de Jurado, el letrado explicó que la participación de su defendido se limitó a un breve forcejeo en el que, según su versión, solo lo sostuvo por el cuello durante unos "cinco segundos".
El abogado subrayó que no hay ninguna prueba que compruebe que su cliente propinó un golpe a la víctima en el momento en que Samuel cayó al suelo, un instante que las acusaciones ubican en un recorrido de tres minutos por el paseo marítimo de La Coruña. “Si mi defendido intervino en el inicio de la pelea, eso no es comparable a quien golpea cuando la víctima ya no se sostiene”, argumentó el abogado en relación a la caída de Samuel, que ocurrió en uno de los múltiples puntos de la agresión.
La defensa también señaló que la acción de Alejandro F.G. al agarrar a Samuel por el cuello fue un acto "repentino, no concertado", derivado de un malentendido por un conflicto entre amigos. Además, el abogado añadió que Samuel, después del forcejeo, se levantó por su propia cuenta, lo que, a su juicio, contradice las alegaciones de intento de asesinato.
En cuanto a las acusaciones sobre un intento de asfixia, el abogado argumentó que no existe "ningún vestigio objetivo" que respalde esta teoría. Cuestionó la percepción de la intención de matar, apuntando que "se puede ahogar a alguien en cinco segundos, pero eso no necesariamente implica un deseo de matar, sino quizás de causar un daño físico".
Asimismo, enfatizó que la lesión que sufrió Samuel se localizaba en la zona cervical, y no en la garganta, alegando que un "mataleón" mal ejecutado no puede ser considerado como tal desde una perspectiva forense. El abogado, en su exposición, pidió que el jurado realice un "análisis objetivo de las pruebas", despojándolas de emociones y abogando por una "versión alternativa" de los hechos, distinta a la que sostienen las acusaciones.
El defensor argumentó que “no hay un solo testigo que haya detallado una acción conjunta de un grupo de agresores” como sostienen las acusaciones representadas por la Fiscalía, la familia de la víctima y el colectivo LGTBI Alas Coruña, quienes han afirmado que fue “todos contra uno”. "¿Cómo se puede percibir la intención de matar si el número y la intensidad de los golpes son indeterminados?", se preguntó el abogado refiriéndose a las agresiones que se atribuyen a los acusados.
Sobre los informes periciales que vinculan la muerte de Samuel a "lesiones acumulativas", el defensor cuestionó si las marcas encontradas en la autopsia realmente sugieren la intervención de un grupo de agresores, resaltando que las evidencias de lesiones eran escasas y apuntando como posible causa de la muerte a un golpe en la cabeza, que podría haber sido infligido por uno de los menores ya condenados por el crimen.
Además, sugirió que podría haber sido menos el número de agresores involucrados, ya que, según su versión, hay testimonios que respaldan la idea de que un único individuo había atacado a Samuel. Este planteamiento busca desafiar la narrativa de las acusaciones, que describen los acontecimientos como una "cacería", al tiempo que solicitan una pena de 22 años de prisión por asesinato con agravantes de ensañamiento y alevosía.
Frente a esto, la defensa ha solicitado que se considere a Alejandro F.G. culpable solo de lesiones o, en su defecto, de homicidio imprudente, negando cualquier tipo de ensañamiento o intención de infligir dolor. El abogado también alegó circunstancias atenuantes, señalando que su cliente se encontraba bajo la influencia de alcohol y drogas, y que padece un "trastorno mixto de personalidad".
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