Galicia registra el mayor número de muertes por calor en el país, alcanzando 87 en seis semanas, impulsadas por el envejecimiento de la población.

La Consellería de Sanidade ha señalado que los datos proporcionados por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) deben ser interpretados con cautela, ya que representan solo una proyección estadística y no reflejan necesariamente muertes directas atribuibles al calor, las cuales se estiman en una media de tres por año en Galicia.
En un reciente informe, el ISCIII ha indicado que, en un período de mes y medio, hasta 87 personas en Galicia pudieron perder la vida por motivos relacionados con las altas temperaturas, lo que marca un preocupante récord a nivel nacional y en la última década.
Los expertos sugieren que el notable envejecimiento de la población gallega y su falta de acostumbramiento a temperaturas superiores a 30 grados podrían ser factores subyacentes de estas cifras. Sin embargo, la directora del Centro Galego de Control e Prevención de Enfermidades (Cegace), Marta Piñeiro, aclara que dicha cifra no representa un conteo preciso de fallecimientos causados por el calor.
La metodología utilizada por el ISCIII para llegar a estas cifras se basa en un modelo estadístico que compara muertes esperadas y observadas. De acuerdo con su 'Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria' (MoMo), se estima que entre el 15 de mayo y el 30 de junio ocurrieron 414 muertes en España relacionadas indirectamente con el calor.
En el caso de Galicia, se registraron 4.057 muertes totales, de las cuales 143 se consideraron un "exceso". De estas, 87 se asignaron específicamente a las altas temperaturas, en su mayoría en los últimos días de junio, cuando se emitieron alertas de calor extremo en gran parte de la comunidad.
Esto equivale a que uno de cada cinco fallecimientos indirectos atribuibles al calor en toda España tuvo lugar en Galicia, lo que es notable considerando que se trata de una comunidad con un menor tamaño poblacional en comparación con otras regiones más grandes como Cataluña o Andalucía.
Desglosando los datos provinciales, A Coruña reportó 34 muertes, Pontevedra 28, Lugo 15 y Ourense 10. Sin embargo, Piñeiro subraya la importancia de no aceptar estas cifras de forma absoluta, ya que representan estimaciones más que valores concretos.
La variación en el impacto del calor entre diferentes regiones también es un aspecto que debe tenerse en cuenta. Piñeiro menciona que los efectos del calor son distintos en Galicia que en Andalucía, por ejemplo. El envejecimiento poblacional, que eleva el riesgo para aquellos mayores de 65 años, así como la vulnerabilidad de niños pequeños y mujeres embarazadas, son factores clave a considerar.
Además, Piñeiro hace hincapié en que el ISCIII no toma en cuenta aspectos como la contaminación del aire o las condiciones de vivienda, lo que complica aún más la evaluación del impacto del calor en la mortalidad.
Aunque los registros de salud pública en Galicia indican que, en promedio, solo tres muertes al año pueden atribuirse directamente a las altas temperaturas, el año pasado no se reportó ninguna. Esto resalta la complejidad de la relación entre las olas de calor y la mortalidad.
La estadística del Instituto Carlos III, que incluye todas las muertes, sugiere que muchas de las muertes estimadas pueden ser consecuencia de un agravamiento de enfermedades crónicas como problemas cardiovasculares y respiratorios, obesidad o diabetes.
Ante la llegada de las altas temperaturas estivales, la Consellería de Sanidade ha implementado un plan integral que conecta múltiples departamentos administrativos, incluyendo Meteogalicia y servicios de emergencias como el 061 y el 112. Este plan incluye recomendaciones para la población, enfatizando la importancia de evitar la exposición solar en las horas más intensas, mantenerse hidratado, consumir alimentos frescos y prestar atención a las personas más vulnerables, como ancianos y niños pequeños.
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