**SANTIAGO DE COMPOSTELA, 25 de noviembre.** La llegada de la borrasca Bert ha traído consigo una serie de inclemencias que han impactado políticamente en Galicia, sumando un total de 874 incidencias climáticas en las últimas horas, según el informe del 112 Galicia. Esta situación sucede en un contexto en el que el cambio climático se convierte en un reto cada vez más urgente para nuestras comunidades. Las emergencias reportadas abarcan desde la caída de árboles hasta el desbordamiento de ríos, lo que evidencia la vulnerabilidad de la infraestructura local.
Dentro de las provincias, A Coruña ha sufrido el mayor impacto, acumulando casi 500 incidentes, seguida por Pontevedra, que ha reportado más de 250. Es importante señalar que los municipios que más han padecido esta problemática han sido A Coruña y Vigo, con 76 y 63 avisos respectivamente, y luego Carballo (35), Santiago de Compostela (32) y Vilagarcía de Arousa (23). La concentración de estas afectaciones evidencia no solo la urgencia de una respuesta eficaz, sino también la necesidad de promover políticas más resistentes ante fenómenos meteorológicos extremos.
El tipo de incidentes más común ha sido la caída de árboles o ramas en las vías, con cerca de 300 reportes. En este contexto, los equipos de respuesta de emergencia han tenido que actuar en cerca de 200 ocasiones para mitigar riesgos. Además, se han registrado 35 derrumbamientos, lo que plantea interrogantes sobre la efectividad de la gestión forestal y la planificación urbana en áreas propensas a tales desastres.
Entre las situaciones más críticas de la noche, el 112 Galicia mencionó la caída de un árbol que arrastró con él varios cables, impactando un vehículo en Cerdedo-Cotobade, aunque afortunadamente sin resultados personales dañinos. Este incidente resalta la importancia de realizar inspecciones continuas a la infraestructura existente para garantizar la seguridad de los ciudadanos.
Por otro lado, se han reportado múltiples inundaciones. En Sada, un garaje se vio completamente afectado por la suba de agua, lo mismo ocurrió en Betanzos, donde el desbordamiento de un río inundó una vivienda. Estos episodios no son solo un recordatorio de las fuerzas de la naturaleza, sino un llamado a la acción para fortalecer los sistemas de drenaje y respuesta ante inundaciones, que son cruciales en el contexto del calentamiento global.
En Ourense, un árbol causó el cierre de una carretera en el área de Velle, aunque este obstáculo ya ha sido removido y el tráfico ha sido restablecido. Cada uno de estos incidentes no solo subraya los desafíos actuales que enfrentamos, sino que también pone de relieve la urgencia de incorporar medidas proactivas y preventivas que, eventualmente, protejan a nuestras comunidades frente a futuros eventos climáticos extremos.
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